La aletargada industria petrolera venezolana tiene una nueva oportunidad para impulsar con recursos propios y de decenas de firmas foráneas la estratégica producción de crudo del país con las mayores reservas del mundo, esta vez de la mano de Nicolás Maduro, el delfín de Hugo Chávez que fue electo presidente.
Para lograr la postergada meta de duplicar la extracción
desde los 3 millones de barriles por día (bpd) actuales, la estatal
Petróleos de Venezuela (Pdvsa) necesita soltar algunas de las pesadas
cargas que le impuso el fallecido mandatario Chávez y reducir la onerosa
deuda pendiente con sus proveedores.
Pdvsa, principal financista del proyecto chavista,
observó una ligera disminución en sus ingresos y en su ganancia neta el
año pasado, pese a un alza de los precios del crudo, debido a un mayor
suministro de combustibles al subsidiado mercado interno y también al
limitado desempeño de sus refinerías.
A continuación, los retos de la industria petrolera a partir del 2013:
Aumento de producción
La extracción de crudo y líquidos de gas natural cayó un 3 por ciento
a 3,03 millones de barriles por día (bpd) el año pasado debido a la
declinación de la segunda mayor región productora del país, el norte de
Monagas, pero en lo que va de año Pdvsa ha logrado detener el peligroso retroceso.
La estatal, que reiteradamente incumplió sus metas de incremento de
producción en la última década, planea elevar el bombeo en unos 250.000
bpd en el 2013, para lo cual confía en una decena de alianzas con
empresas foráneas asentadas en la vasta Faja del Orinoco, el campo con mayores depósitos de crudo del mundo.
Sólo en la Faja, Pdvsa tiene el potencial de agregar unos 2 millones de bpd de nueva producción
a mediano plazo, pero para ello se requieren más de 100.000 millones de
dólares en inversiones, que sufren importantes retrasos debido a la
falta de pago de los compromisos de la petrolera con sus contratistas.
Las transnacionales de servicios a pozos, principalmente la estadounidense Schlumberger, acumulan facturas por cobrar de cientos de millones de dólares cada una.
Arranque de proyectos de gas
Los proyectos de gas costa afuera de Venezuela tienen cada vez más
urgencia en iniciar su producción para abastecer al deficitario mercado
interno, que en el 2010 sufrió un severo racionamiento de luz por la
baja generación hidroeléctrica y la deficiente operación de las plantas termoeléctricas.
Un gasoducto inaugurado en el 2007 entre Venezuela y Colombia y
operado por la estadounidense Chevron ha permitido paliar la falta de
gas en el occidente del país, pero aún así se requiere la producción de
las costas ante el alza de la demanda interna de combustibles y la
demora de proyectos petroquímicos e industriales.
Pdvsa, la italiana ENI y la española Repsol planean empezar la
producción este año en el bloque Cardón IV del Golfo de Venezuela, en
donde se certificaron más de 15 billones de pies cúbicos (TCF) de reservas.
Para el 2013 también se espera la puesta en marcha del dilatado
proyecto Mariscal Sucre, ideado en la década de 1980 y que ahora contará
con la participación de la rusa Rosneft .
Mejor relación con socios
La nacionalización de los proyectos petroleros entre el 2006 y el
2007 creó un nuevo marco de relaciones entre el Estado y las empresas
privadas y extranjeras que operan en el país. Y le ha permitido a Pdvsa
expandir su influencia, limitando las maniobras de los socios y suscitando constantes cambios legales.
El marco fiscal petrolero se ha modificado varias veces desde
entonces, la última vez a principios de año para relajar un impuesto que
había dejado en negativo la tasa interna de retorno de muchos
proyectos, haciéndolos inviables.
Pdvsa tiene por delante el reto de volver a impulsar sus relaciones con los privados
para propiciar las inversiones, mejorar la gobernabilidad de las
empresas mixtas y evitar que continúen los retrasos en los proyectos
productivos.
Recuperación de refinerías
Una explosión en la mayor refinería del país, Amuay, ha trastocado
desde el año pasado el circuito nacional de producción de derivados de
PDVSA, reduciendo sus exportaciones de combustibles y obligándola a
importar grandes volúmenes de componentes y productos terminados como gasolina y diésel.
Las finanzas de Pdvsa, que aporta 9 de cada 10 dólares que ingresan a
la economía venezolana, se han visto afectadas por un mayor gasto en la
compra de productos que son vendidos en el mercado interno con grandes
pérdidas, así como por el pobre desempeño de plantas fuera del país.
Al Gobierno le urge recuperar y modernizar las refinerías y ajustar
el congelado precio de la gasolina, el más barato del mundo, para frenar
la demanda y oxigenar las cuentas de la estatal, un plan que está atado al desarrollo del gas vehicular como alternativa.
Disminución de pasivos
Pdvsa tiene por delante el reto de seguir aplicando medidas fiscales
que le permitan contar con un mayor flujo de caja para apalancar su
presupuesto y reducir sus deudas con proveedores, que en el 2012
cerraron en un récord de 16.475 millones de dólares.
Un mejor ritmo de pagos le permitiría a la empresa eliminar los
cuellos de botella en las contrataciones, con lo que podría imprimirle
velocidad a sus proyectos medulares de exploración, producción y
refinación.
Pdvsa entregó el año pasado al Estado 43.865 millones de dólares en transferencias sociales
y 85.952 millones de bolívares (unos 20.000 millones de dólares) en
aportes fiscales que superaron con creces los 24.500 millones de dólares
que invirtió en el 2012.
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