Paro petrolero, huelga nacional, una manifestación opositora sin precedentes,
un gobierno presionado, un descontento popular y un final inesperado
que aún no ha sido esclarecido: los sucesos que dejó el 11, 12, y 13 de
abril de 2002.
Sin duda fueron fechas que marcaron la historia contemporánea de Venezuela, un intento de derrocamiento contra el presidente fallecido Hugo Rafael Chávez Frías, que desató el caos en la capital.
Ese 11 de abril desde tempranas horas de la mañana, miles de personas acudían al llamado opositor, una marcha que partiría desde
la antigua sede de Petróleos de Venezuela en Chuao, pero a mitad del
camino líderes opositores decidieron cambiar de dirección, el próximo
paso era dirigirse a Miraflores para exigirle la renuncia a Hugo Chávez,
en el palacio presidencial se encontraban simpatizantes del Presidente y
cuando se toparon, fuertes enfrentamientos se produjeron.
Lo que marcó esa fecha fue la presencia de francotiradores en el Puente Llaguno,
que disparaban en contra de la multitud, sin distingo de ideologías,
chavistas y opositores cayeron, tiñendo de sangre las calles
capitalinas.
Testigos sostienen que una vez que la marcha traspasa la avenida
Bolívar e intenta acercarse al Palacio Presidencial, sin previo aviso,
manifestantes en diversos puntos de la marcha caen al suelo atravesados
por heridas de bala.
Disparos llegan de diversos puntos. La gente corre aturdida.Todos buscan refugio.
Las banderas que desde tempranas horas ondeaban en el viento caraqueño,
ahora eran usadas para tapar el rostro de los cuerpos sin vida. Ese
día Venezuela se detuvo y la revolución de Hugo Chávez también.
La cadena de radio y televisión inicia a las 3:45 de la tarde,
el presidente Hugo Chávez emite un discurso, encara al país y da por
entendido que aún permanece dentro de las fronteras venezolanas. En
medio de su discurso y ante los acontecimientos, los medios de
comunicación privados deciden dividir la pantalla en dos y transmitir lo
que paralelamente estaba ocurriendo en el centro de Caracas.
En ese momento las dos caras de la monedas se reflejaban en la
pantalla, de un lado el Primer Mandatario tenso y nervioso, y del otro,
imágenes de lo que sucedía a pocos metros del Palacio Presidencial.
En medio de la cadena, le colocan una hoja sobre el escritorio al jefe de Estado,
que aún no se sabe con certeza que mensaje tenía, sin embargo Hugo
Chávez lo ve, pero mantiene su postura. No cae, no flaquea. Continúa con
su mensaje a la nación. Le informan que los medios privados están
transmitiendo simultáneamente las imágenes que contradicen su discurso y
decide cortarles la señal que luego restituiría, una vez concluida la
cadena.
En las horas siguientes, nada más se supo del presidente Hugo Chávez.
Algunos testigos, periodistas y allegados del jefe de Estado, narran su
decisión de activar el “Plan ‘Avila”, una orden militar de carácter
represivo contra los civiles, una iniciativa que sería el botón que
terminaría por activar el descontento y pronunciamiento del Alto Mando
Militar y con ello, la salida de Hugo Chávez como Presidente de Venezuela por 48 horas.
Pasada la medianoche, efectivos militares trasladan a Hugo Chávez
hasta Fuerte Tiuna y poco después, el entonces general Lucas Rincón
pronuncia las palabras que Venezuela jamás olvidó “Deplora el Alto Mando
Militar los lamentables acontecimientos sucedidos en la capital el día
de ayer. Ante tales hechos, se le solicitó al señor Presidente de la República la renuncia de su cargo, la cual aceptó”. Esa noche Venezuela no durmió.
Pedro Carmona asume la presidencia de Venezuela
Acto seguido, Venezuela da por hecho que Hugo Chávez había asumido la
renuncia de su cargo y el entonces presidente de Fedecámaras, Pedro Carmona, asume públicamente la Presidencia de la República.
Pero algo pasó en aquel juramento presidencial que cambió el transcurso
de esta historia. Algunos venezolanos celebran con júbilo y otros se
lamentan ante las palabras de Carmona. Esa noche fue eterna para los
venezolanos.
Al llegar el 13 de abril diversas manifestaciones del sector
oficialista que exigen saber sobre el paradero del jefe de Estado, la
zozobra y un descontento por el nuevo gobierno desatan una la ola de
incomodidades. Para ese momento María Isabel de Chávez declara a través del canal internacional de noticias (CNN) que Hugo Chávez no había renunciado y que además estaba preso.
Al caer la noche, Pedro Carmona pone el cargo a la orden y el general
Raúl Isaías Baduel dirige un operativo que traería a Hugo Chávez Frías
de regreso a la Presidencia.
Aquel día, Hugo Chávez Frías regresa: “A Dios lo que
es de Dios, al César lo que es del César y al pueblo lo que es del
pueblo”, dice el jefe de Estado al dirigirse al país. Al mismo tiempo,
reconoce “los errores”. Llama a crear diálogos con todos los sectores
del país y asegura que buscará la reconciliación entre los venezolanos.
Tiempo después la principal figura del regreso del presidente Chávez, el
general Raúl Isaías Baduel, se pronuncia contra las pretensiones
“autoritarias” del jefe de Estado.
Hoy 11 años después, lo que sucedió en tan solo minutos no ha sido
esclarecido. Ambos bandos; oficialismo y oposición, cayeron en las manos
inescrupulosas de francotiradores que aún caminan por las calles del
país. Lo que sí queda claro, es que todas las víctimas fueron venezolanos.
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